Emigrar no es nada facil. Atrás se dejan afectos, costumbres. Existen muchos trastornos, a los cuales se le deben prestar atención.
Conseguir trabajo: Esta es la principal dificultad, porque la razón de emigrar siempre es obtener una vida mejor, ganar más dinero para mandarlo a nuestras familias, ahorrar.
Para eso, primero tenemos que conseguir un trabajo, y eso no es tan fácil como parece. Porque muchas veces nos rechazan por motivos diferentes, pero la mayoría de las veces es sólo por ser extranjero.
Ganar poco porque eres un inmigrante. Esto es lo que me molesta más, es una gran injusticia que se repite para los inmigrantes en cualquier país. Algunos empresarios aprovechan su necesidad económica, especialmente de los que trabajan sin el permiso. Esta es una gran crueldad.
A esto le podemos sumar: estrés aculturativo producido por el cambio y abandono de los referentes culturales tradicionales por otras formas de vida, esto genera un gran número de trastornos psicosomáticos que son poco conocidos.
Las enfermedades de salud mental ocupan un lugar relevante en esta nueva concesión transcultural.
Los datos aportados tanto por la literatura científica como por las diversas experiencias de las instituciones demuestran que en el proceso de ajuste sociocultural, el inmigrante tiene que realizar un esfuerzo adaptativo que en muchos casos conlleva desajuste psicológicos y emocionales que requieren una asistencia especializada.
La Psicología que se ha venido a denominar transcultural se plantea entre sus objetivos dar cuenta y atender a los procesos y factores implicados en la relación entre salud mental y diversidad cultural.
¿De qué manera puede contribuir la Psicología en la consecución de estos objetivos? ¿Qué papel cree que juega hoy día la Psicología en una sociedad globalizada?
El estudio de los procesos migratorios desde una perspectiva socio-psicológica resulta imprescindible para comprender la complejidad y dimensión que tiene para cualquier persona abandonar su país, su cultura, su modo de vida, sus amigos, su familia y todo lo que fue significativo para ésta.
Entender la compleja trama de emociones y sentimientos que se movilizan durante dicho proceso tiene una valor esencial para poder saber cuáles son aquellos mecanismos necesarios que requieren las personas inmigrantes para ajustarse a la nueva sociedad.
Pero no sólo adaptarse, sino también volver a crear nuevos sentimientos de pertenencia, amigos, etc.; en definitiva, volver a sentirse feliz como lo era en su país de origen.
Sistematizar estos procesos como el denominado Síndrome de Ulises o las fases psicológicas de aculturación es una tarea que contribuirá a nuestra obligación como profesionales de facilitar una mayor integración y bienestar de todas aquellas personas que vengan de otros países y decidan estrés aculturativo.
Las necesidades más importantes que desde el punto de vista socio-emocional no se pueden resolver únicamente con un trabajo o una residencia estable, son aquellas que están relacionadas con el bienestar y la salud mental.
Es por ello que algunas de estas necesidades, aún no suficientemente cubiertas, requieren ser atendidas por el servicio de salud mental para la población inmigrante.
Algunas de éstas son:
La necesidad de contar con apoyo social efectivo, ya que no tienen suficientes redes de amigos y familia que contribuyan a reducir el impacto del estrés aculturativo.
Convivir con la familia que quedó en su país de origen y la familia construida en el país de acogida como única familia.
Formación profesional para superar y ascender en la escala social, ya que padecen de un fuerte sentimiento de frustración por no ocupar profesiones y trabajos para los cuales están cualificados; lo que puede generar fuertes procesos depresivos.
Contar con espacios sociales de aceptación y reconocimiento a sus necesidades culturales, económicas y espirituales.
Contar con una ayuda especializada de salud mental, donde el tema migratorio se analice como causa y efecto de distintos padecimientos físicos y psicológicos en las primeras etapas de llegada al país.
Emigrar es para valientes, se debe tener confianza en Dios y en si mismo.