No puedo controlarme

Escrito el 09/12/2018
centrosfea.org


Todos hemos sentido alguna vez que no podemos controlarnos y hemos acabado alzando la voz más de la cuenta o perdiendo los papeles. Pero cuando la ira y la agresividad forman parte de nuestra pauta habitual de relacionarnos puede que debamos replantearnos si es adecuada nuestra forma de reaccionar ante las situaciones que nos molestan o desagradan.

A pesar de que la ira es una emoción que suscita rechazo, se trata de una emoción básica que ayuda a adaptarnos a diferentes situaciones de la vida y en nuestras relaciones personales. Una cierta porción de ira, bien regulada, nos puede  ayudar a marcar correctamente  los límites para defender nuestros derechos, a motivarnos o sacar el coraje para reducir el miedo. El problema surge cuando, sin darnos cuenta, nos dejamos gobernar por ella perdiendo el autocontrol.

La expresión de la ira adquiere diferentes formas y matices según como se exprese. Así tenemos el enfado, la rabia, la indignación, el malhumor, el odio, la furia, el resentimiento o la cólera, manifestándose a nivel corporal y condultual de diferentes formas.

Para empezar a modificar este dañino patrón de conducta, el primer paso es reconocerse a uno mismo en este estilo de comportamiento agresivo o aireado. Una vez dado este paso, existen diferentes estrategias para gestionar de forma  diferente esta emoción como, bajar la voz y hablar despacio, respirar profundamente, salir de la habitación, tener pensamientos alternativos.

En definitiva, si te sientes atrapado por la ira y es tu forma habitual de relacionarte trata de poner en práctica estas estrategias para tener una vida más armoniosa con las personas que te rodean.