La inmigración es la entrada a un país de personas que nacieron en otro lugar, es un cambio de residencia temporal o definitiva.
Las familias inmigrantes asumen un fuerte reto ante el salto a la incertidumbre que implica el proceso migratorio. La inmigración actual está impulsada generalmente por la búsquedas de mejores condiciones económicas, huyendo de la violencia, de la persecución política o religiosa. Sea por una u otra razón, la migración implica una dura prueba para el sistema familiar, que muchas veces se transforma, y en la mayoría de las ocasiones se adapta a las nuevas condiciones de vida.
El grupo familiar puede pagar un duro costo que se expresa en la ruptura del mismo en el nuevo país. La separación de la familia, trae consecuencias diversas y difíciles para la futura reunificación. Los sentimientos de culpa, por haber dejado a los hijos o algunos de ellos en su país de origen, generan muchos conflictos en los padres o en los miembros de la familia que si han podido viajar.
Por otro lado, llegar a una nueva cultura implica un ajuste psicológico pero también sociocultural para el grupo familiar, Los diferentes componentes de la familia viven la tensión constante que implica el esfuerzo continuo de adaptarse, y muchas veces dicho estrés implica choques y conflictos dentro del propio grupo familiar.
En definitiva, el reto de la inmigración para la familia no es fácil e implica una serie de variables muy complejas y que producen diversos resultados en su estructura, su dinámica y su estabilidad a través del tiempo.