Las emociones

Escrito el 22/05/2019
Pastora Tovar


¿Qué son las emociones?

Son las respuestas que elaboramos gracias a nuestro cerebro. Éste nos da información de las distintas situaciones. Nos ayudan a interpretar el mundo que nos rodea.

Por lo tanto, podemos definirlo como un estado complejo del organismo que se caracteriza por un conjunto de respuestas psicofisiológicas cognitivas y conductuales, que predisponen a una respuesta organizada.

A continuación os presentamos el esquema del concepto de emoción y la vivencia emocional:

Existen diversos tipos de clasificaciones en función del grado de activación que produce la emoción, de la aparición de la emoción (primarias o secundarias) 

No hay emociones positivas ni negativas son todas necesarias y sin ellas no podríamos vivir, ya que todas tienen un papel adaptativo para nuestra supervivencia.

Existen seis emociones básicas:

Alegría:aparece cuando percibimos algo que nos agrada, que está en sintonía con cosas que nos gustan o nos hacen sentir bien. Es una de las emociones más deseadas y anheladas, pero como todas ellas, no es permanente.

Tristeza:surge ante las pérdidas que sufrimos a lo largo de nuestra vida (un familiar, un ser querido, un plan…). Viene caracterizada por una falta de energía. Como nos genera un gran dolor, en la mayoría de las ocasiones, tratamos de evitarla o reprimirla y lo único que conseguimos con eso, es potenciarla.

Ira:se pone en marcha cuando percibimos que algo va en contra de nuestras creencias o principios morales. También ante objetivos que se han visto truncados. Sentimos la necesidad de defendernos ante el ataque de alguien o hacia una persona cercana.

Asco: se manifiesta cuando algo no es de nuestro agrado. Está en relación con aquello que no queremos en nuestra vida y queremos apartarlo.

Miedo: es el sistema natural de alarma que posee el ser humano. Surge cuando percibimos un peligro y percibimos que no poseemos las capacidades o estrategias para hacerle frente

Sorpresa:tiene lugar cuando vivimos algo que no esperábamos, tanto positivo como negativo.

Como manejar las emociones.

Conocerse: centrarnos en nuestras virtudes. Quien no se conoce, no se comprende ni acepta y por tanto no puede superarse y mejorar.

Evitar el exceso de autocrítica y exigencia: huir del perfeccionismo excesivo, ya que el perfeccionista es el eterno insatisfecho. Cuidado con el autoboicot, es esencial aprender a dominar la voz interior. Grandes entrenadores del tenis han tratado estos temas; a igualdad de nivel, gana quien domina su mente. Lo explica de manera clara Timothy Gallwey en su libro “el juego interior”.

Fijarnos metas y objetivos: sueña en grande, actúa en pequeño. No tengas miedo de dejar volar tu corazón pero, a continuación, realiza un plan de acción y una estrategia.

No te quedes únicamente en el sueño. Actúa en consecuencia. Decía Aristóteles: “No hay viento favorable para quien no sabe adónde va“. Si perdemos de vista nuestros sueños, metas, acabaremos siendo esclavos de lo inmediato. El año pasado salió publicado un artículo interesante al respecto. 

Las personas con una meta o propósito en la vida tienen menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y un menor riesgo de mortalidad.

Trabajar la voluntad. Esta se adquiere con aprendizaje tratando de fortalecer un sistema de control inteligente. Es la fuerza superior de la mente que nos permite alcanzar una meta, no de manera impulsiva sino cerebral.

Mejorar en asertividad. Es encontrar el puente intermedio entre aceptar que todo lo decidan los demás por nosotros o no ser capaz de tener un pensamiento objetivo y respetar las ideas de otros. “Digo si cuando quiero decir no; cuando digo no, me siento culpable”.

Aprender Inteligencia emocional. Esto significa, entender y expresar mis emociones; entender y empatizar con las emociones de otros y controlar emociones, la impulsividad.

Educar el optimismo. Se puede. Cualquier situación puede verse en clave de problema o en clave de solución. Hay que cambiar el lenguaje y empezar a usar palabras que evoquen entusiasmo, alegría, ilusión. Desechar las palabras tóxicas que nos anulan y alteran el riego sanguíneo. 

El optimismo llama a la ilusión y a la pasión, y estas tienen un efecto directo sobre el cerebro y la neuroplasticidad. Se ha observado que en las personas que practican el optimismo, se produce una neurogénesis: células madres se convierten en neuronas en tres semanas y migran al hipocampo.

Afirmaciones que te ayudaran:

Estoy abierta y receptiva a todo lo bueno que el Padre tiene para mi; Hoy el mejor día de todos los días. Gracias Padre.

Soy prospera.

Soy una estrella con luz propia, porque soy la creación de Dios.

Me siento feliz, alegre, sana con abundante energía y vitalidad para hacer todo lo que quiero.

Todo lo puedo, tengo salud, felicidad....

Hoy es un día estupendo..Dios esta conmigo... soy poderosa ... invencible... tengo abundancia... ¡Doy gracias por ello!